Termino la junta y me fui a mi hogar, me senté en mi sofá y pensé
en todo lo que estaba pasando, entre el golpeador asesinado, su esposa
destruida y el hijo ahora huérfano. Ya era tarde y solo tenía la luz de mesa
prendida cuando alguien toco a la puerta. Me levante y sin preguntar abrí la
puerta.
-Hola, no he sabido nada de ti en dos días ¿Estás bien?- Era
la voz angelical de mi pareja que vestía un pantalón de mezclilla cualquiera,
una blusa roja y tenis.
Sus ojos estaban hinchados, efecto de que había llorado y su
voz quebrada aunque me sonreía aparentando que todo estaba bien; no era verdad,
no me gusta que la gente llore, es algo no entiendo y menos que aparentara
estar bien, es la mentira más popular entre aquellos que están mal; como yo.
Me gusta estar con ella porque esta tan mal como yo pero a
su manera. Había intentado quitarse la vida varias veces en su adolescencia sin
tener éxito pero si marcas en sus muñecas, eso me relajaba porque me regresaba
a mi realidad y ella sabía que yo también estaba podrido, pero no de que.
-¿Puedo pasar?-
-Si claro, perdón. No estoy acostumbrado a recibir visitas
en mi casa-
Nos sentamos en mi sillón y ella rompió en llanto, otra vez.
-¿Qué tienes? ¿Qué me ocultas? ¿A caso tienes a otra? ¿Por
qué no supe de ti en todo el día?- Soltó con su voz des quebrada, pregunta tras
pregunta mientras me miraba con ojos entre odio y un sentimiento que creo que
era amor.
Ella sabía que no la engañaba, soy demasiado cerrado para
eso pero le gustaba que se lo dijera y que aparentara o entendiera su
sentimiento. Pero no era así.
-He estado muy ocupado, el trabajo me está matando- Conteste
mientras agarraba sus manos y la miraba con ojos de perros hambreado.
Sus lágrimas recorrían su mejilla y sus manos ocultaban sus
ojos cuando dijo algo que a penas alcance a escuchar:
-¿Me amas?-
-Sabes que si-
-¿Confías en mí?-
-Si-
-¿Me vas a decir que tienes?- ese tipo de preguntas…nunca me
gustaron.
-Pronto, primero tengo que resolver algo. ¿Está bien?-
terminando la pregunta me miro y dijo no muy convencida.
-Está bien- se limpio las lágrimas, me beso y se fue.
No me dio tiempo ni de cerrar los ojos cuando desapareció por
la puerta de entrada.
Sabía que no iba a hacerse nada, necesitaba una razón más
fuerte y esa razón, ¿es acaso mi respuesta a su pregunta? ¿En realidad le iba a
decir que mutile a un hombre que se lo merecía la otra noche y que no es el único?
Creo que sí, confió en ella ¿La amo en verdad? Si y por esa razón esto se tiene
que acabar.
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