-¡Pues… bájate! ¡Ya!- Me grito mientras estaba desconcertado por el
lugar al que lo había llevado pero si hubiera puesto atención hubiera sabido
que solo estábamos a un par de kilómetros de carretera federal y a unas horas
de la ciudad solo que estaba demasiado nervioso apuntándome sobre los hombros y
sudando como puerco.
Me baje del vehículo y empecé a caminar por una senda donde
desembocaba en un barrando de gran altura en la que si te caías te podías
despedir de todo. Él también se bajo con algunos tropezones pero sin dejarme de
apuntar y camino detrás de mí por el rocoso camino.
Camine hasta el límite del barranco y era una vista hermosa.
Se veían lo valles y tanta vegetación que a cualquier pareja de enamorados le
hubiera encantado estar o a algún fotógrafo de paisajes le hubiera encantado
una fotografía de tan hermosa muestra de naturaleza; era el lugar que había
deseado, el adecuada para que al fin aquí
se acabara la historia. Me di la vuelta y ahí estaba parado esperando alguna señal para que hiciera lo que
tenía que hacer, respiraba con ansiedad pero se fue calmando poco a poco; el
arma le daba confianza porque se aferraba a ella y aunque estaba lloviendo
sabía que estaba sudando por su rostro rojizo y sus pupilas irritadas ya que
parpadeaba constantemente y al final se dio valor.
Se paró en su perfil derecho y subiendo el arma lentamente me
miraba con perversión y una sonrisa que nadie se la podría haber quitado hasta
que el arma estuvo perpendicular a mi cuerpo y a una distancia de no más de 1
metro me apunto a la cabeza. Se quedo rígido pero aun sonriendo y al final dijo
con un tono que nunca le había escuchado pero que sabía que existía dijo:
-¿Algo qué quieras decir antes de que introduzca esta bala
sobre tú cabeza de perversión y te libere de tú mal?- Me dijo con la seriedad
que anunciaba que si lo iba a hacer, que si me iba a matar.
Suspire lentamente y cerré los ojos, mantuve la calma por un
instante; por el último instante de mi vida y con aun mayor seguridad y
confianza conteste:
-¿Cómo he de relatar mi propio fin?-
-No lo harás- y con el dedo sobre el gatillo acciono la
pistola de calibre 50 y un relámpago cayó sobre la tierra retumbando entre la maleza
de la carretera donde nadie me encontraría y desaparecería sin dejar nada a
nadie; solo sería una leyenda y al final se dirían mil cosas acerca de mi y de
mis fechorías en los noticiarios, en los periódicos y la gente hablaría acerca
de mi y se crearían mil suposiciones referentes a mi existencia pero ninguna sería
cierta ya que nunca sabrán lo que en realidad me paso. Fui asistido para ser
asesinado.
Caí inmóvil sobre la seca yerba y bajo la lluvia que caía
sobre mi cuerpo, escuchaba que se iba lentamente y al final solo cerré los ojos
y me deje llevar por el momento, el de mi desaparición.
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