Con la fuerza de cien hombres en uno, con la habilidad de
manejar la electricidad, con la mentalidad de justicia, venganza y sin
remordimiento y una personalidad burlona; son de las personas con las que no te
quieres meter o si quiera hacerle una broma.
Mujeriego, carita, siempre sonriente, engreído para unos,
odiado por muchos; nunca puede estar serio. Estudia y trabaja, pero le vale
todo y por él; siempre mostraría su dedo medio a todas las personas, incluyendo
a la monja, a su jefe y a sus profesores. Que se vayan todos por un tubo, que
se abran como pistaches.
Una vez se encontró en la noche caminando tranquilamente
aquel joven con pantalones de mezclilla rotos, tenis negros, una sudadera
morada y un chaleco cuando vio a una chica que era molestada por un tipo más
fuerte que ella y que la tenía contra la pared. Se acercó a ellos y ella diciendo
“ayúdame por favor” y el tipo “no te metas niño si no quieres que te parta la
madre”.
“¿Si quieres que te ayude?” le pregunto a la señorita y ella
en un “si” cortante y entre lágrimas, el brabucón la soltó y se volteo a ver al
joven y esté de un movimiento lo tomo del cinturón y con la otra mano le tapó
la boca y lo llevó ahora a él contra la pared de ladrillo rojo.
“No eres un buen tipo y creo que debas tratar así a una
chica antes de llevarla al baile de graduación. Te voy a dar una oportunidad de
disculparte con ella pero sino lo haces te juro que vas a quedar como pollo;
todo rostizado”. Le quitó la mano de la boca y el hombre gordo y fornido trato
de zafarse pero ante su falló dijo violentamente “déjame maldito idiota para
que le de su merecido a esta zorra y luego a ti te deje…” el joven le tapo la
boca de nuevo con su mano antes de que continuara y dijo: “y esa es una
respuesta incorrecta, eres un burro hijo”
Se volteó hacía la señorita que ya estaba más tranquila
observando la situación y le dijo el joven: “será mejor que se vaya a la
esquina y ahorita la alcanzo, quiero dejar muy claro mi mensaje” y sin dudar la
señora que ahora me daba cuenta que era sexo servidora se iba con un fuerte
sonido de tacones.
“Ahora a ti, solo disfrútalo lo más que puedas” Cuando dijo
esto, una corriente eléctrica salió de su mano que tenía en la boca del hombre
y recorrió todo su cuerpo calcinándolo por dentro en cuestión de segundos. Lo
soltó y se derrumbó en el suelo como un títere sin cuerdas. Por fuera se veía
como un borracho, pero por dentro no era más que cenizas.
El joven salió caminando de la escena y alcanzó a la
prostituta, de inmediato le dijo: “ya no te molestara ese tipo” y ella contesto
“muchas gracias, no sé qué me habría pasado si no me hubieras ayudado. Ahora te
tengo que recompensar joven valiente” Y mientras me decía esto me tomaba de la
entre pierna y hablaba con sensualidad.
Esa noche fue grandiosa porque no era cualquier sexo
servidora, era de las caras y por ende; limpia y claro que sabía lo que hacía.
Me encanta mi vida y ahora se las voy a contar. Espero que
les gusten grandes, grandes historias.
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