-No podrán hacer nada. Ya no tiene porque vivir, ha muerto
su única esperanza y ahora esta vacio; sin un rumbo que seguir, sin fe y sin a
esa persona que lo motivaba, que le daba ganas de vivir y que tanto lo amaba.
Esta solo y ahora tu lo estas, atrapada en este lugar que se irá desvaneciendo
poco a poco hasta desaparecer y tú con él. Estas igual de muerta- Era como un
susurro, una voz dentro de mi cabeza que hablaba sin que pensara o quisiera.
Una maldita maldición que sonaba detrás de mí y que gozaba de mi mala fortuna.
Cállate, cállate, cállate,
¡Cállate ya! ¡Ah, ya para! ¡Ah! Y con un impulso de fuerza, furia y agonía
brinque del suelo y corrí a donde estaba con un puño en alto y un grito de
guerra que emergió de lo más profundo de mi cuerpo. Me sentía poderosa y con
ganas de arrebatarle la vida, de hacerlo desaparecer y de golpearlo hasta que
hiciera regresar al amor de mi vida, a lo que me había quitado, a lo más preciado
que tenía.
Con un movimiento a su costado se quito de mi golpe y me
empujo de una manera en la que choque de costado contra una pared y cayera al
suelo estrepitosamente.
Creo que me rompió el
brazo, no lo siento. Duele, duele mucho. Y era cierto, me había roto el
brazo al chocar contra la pared.
Estaba de rodillas y él tranquilamente camino a donde estaba
levantándome del suelo por el cuello y poniéndome entre la pared y su cuerpo.
Me miro a esos ojos cafés que había amado y sentí el calor de su cuerpo con el
que me había cobijado tantas veces. Todo era silencio y solo estábamos los dos viéndonos
con fijación; yo recordaba todo lo que habíamos pasado juntos, las idas a
parques, las películas en el cine, las risas, las peleas, las muestras de
afecto, los arrebatos de celos, las caricias tiernas y esos besos que nos habíamos
robado y dado que tanto nos enamoraban; sus abrazos, esos abrazos que me hacían
llorar y a él igual mientras nos decíamos un simple “te amo”. Comencé a llorar
frente a él.
Pero él solo tomo fácilmente de mi mano el cuchillo que
tenía y con contundencia lo comenzó a clavar lentamente en mi estomago haciéndome
gritar y tomarlo de los hombros sin que pudiera quitarme cerrando mis ojos y
aun viendo nuestra vida juntos. Lo amaba en verdad.
Mi amado no hablaba, no hacia un gesto, no se movía, solo
contenía con fuerza el cuchillo hasta que lo soltó y me dejo caer de nuevo al
suelo retorciéndome de dolor.
Se quito de mi vista y me dio la espada y no dude a pesar
del intenso dolor.
¡Levántate, hazlo ya;
es el momento!
Me quite el cuchillo ensangrentado y volví a pararme de un
brinco con el cuchillo en mano y con un movimiento se lo clave en la espada
penetrando su cuerpo con una mano y con la otra tomando su cuello de frente.
-Esto es por lo que me hiciste y lo que te hiciste a ti
mismo pedazo de mierda. Ahora tú serás quien desaparezca y sufra. Te veré morir
ahora así como te vi en la pantalla. Adiós amado mío- Él sin soltar más que un
gemido se retorció un poco y cayó de rodillas mientras le hablaba en el oído.
Quite ambas manos y su cuerpo ya sin vida se desvaneció en
el piso cayendo muerto y comenzando a producir un charco lleno de sangre que
ahora se juntaba con el mío que recorría mi pierna. Caí de espaldas al suelo y
viendo al techo entre el silencio que ahora había pensé:
Lo hice, lo logre
hermoso, te intente salvar. No sé si es tarde o temprano, pero lo intente y lo
logre; por favor perdóname por todo, te amo y no lo dudes nunca; siempre quise
estar a tu lado y ahora nos toca estar juntos, dentro de tu mente; dentro de ti
como tanto he deseado y no hay nada mejor que eso. Te amo y siempre lo he hecho
y lo hare; solo tuya hasta el fin. Adiós amado mío, este será el lugar donde
pueda descansar y vivir a tu lado. Te amo.
Mi cuerpo se iba desangrando y mis fuerzas iban
desapareciendo poco a poco hasta que no tenía para tener los ojos abiertos y
los fui cerrando poco a poco.
...
-Gracias preciosas. Sé lo que has hecho por mí y te estaré
eternamente agradecido. Quiero una vida a tu lado así que por favor no te
vayas; no me dejes. Déjame quedarme a tu lado hoy y siempre, preciosa despierta
por favor; abre esos ojos y déjame verlos de nuevo. Perdón por todo esto pero
no te vayas, quédate a mi lado amor; vamos mi amor eterno. Soy solo tuyo hasta
el fin, solo siempre que he querido estar a tu lado. Vamos mi amor, vamos- Me
decía su voz entrecortada por su llanto mientras sentía sus manos tomarme de
mis brazos y su calor acobijarme.
Me dejo un momento y se hundió en un abrazo conmigo aunque
siguiera llorando y pidiéndome que abriera los ojos, que no lo dejara y que se quedaría
a mi lado para siempre.
Al final abrí los ojos para igual darle un abrazo y vernos
directamente no para decirnos un te amo ni para besarnos o jurarnos amor
eterno. Sino para enamorarnos aun más y estar siempre juntos.
Estar dentro de la
mente de alguien no es fácil, querer entender a los demás siempre va a ser algo
rutinario; pero amar a la otra persona conociéndola y sabiendo quien es y como
es. Es algo que no se tiene que descubrir, sino que vivir.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario