Es increíble ver como un lugar se va cayendo desde su
interior. Como partes del techo cae cerca de ti y como las personas corren
lejos del peligro tratando de esquivar los objetos que pasan cerca de ellos; cubriéndose
la cabeza y tratando de ser los primeros en llegar.
Deja de ver, tienes
que correr. Puedes arreglar todo esto, por favor corre. Sálvate y sábalo, solo deséalo
pero por favor corre ahora. Arregla lo que puedas hacer pero hazlo ya que no
tienes tiempo. Muévete.
Frente a mi tenía al asesino que aun con convicción me
miraba fijamente aunque detrás de él empezara a desaparecer todo y aunque los demás
reos corrían esquivándonos seguíamos parados viéndonos. ¿Corríamos o nos matábamos?
Ninguna de esas dos.
En un momento alzo la cabeza y corrió en mi dirección, me
estremecí y aun parada solo sentí como me empujaba y caía de espaldas. Una
piedra cayó encima de él y murió. Tenía los ojos abiertos y su cuerpo temblaba
un poco hasta que dejo de moverse en cuestión de segundos. Me había salvado.
Enfrente de él estaba el cuchillo en el suelo con el que me
había amenazado y con el que había matado a tanta gente, sus iguales pero
diferentes.
Tómalo y haz lo que
tengas que hacer. Pero ya.
Me levante tomando el cuchillo y comencé a correr empujando
a los prisioneros. Me fui acercando a mi igual y la vi aun sentada en el suelo
con la espalda en la pared y las manos en su rostro mientras temblaba. Llegue a
donde estaba, la sujete de los hombros parándola y parada en frente de mi empecé
a sentir un momento de arrepentimiento y algo que me detenía de hacer lo
correcto.
Si puedo, si puedo, si
puedo, si puedo. Anda hazlo ya, ya, ya, ya, por favor el tiempo se acaba, ya. Me
repetía en la cabeza múltiples veces tratando de darme valor. Por ti, por él, ya por favor.
Sujetaba el mango del cuchillo con fuerza y ella me veía aun
llorando y sus labios temblorosos hasta que me di valor y cerrando los ojos enterré
el metal en el centro del cuerpo de mi gemela. Me tomo con fuerza de los
hombros con sus manos al momento de hacerlo y escuche un suave gemido y el
aliento de su boca.
Fui abriendo los ojos lentamente, vi como los de ella estaba
abiertos por su totalidad y como iban perdiendo su color y el cuerpo su vida
que salía en sangre. Tenía la boca abierta y al final solo pudo hacer una leve
sonrisa mientras la fuerza de sus manos iba desapareciendo y sus rodillas se
iban doblando. Solté un suspiro como si me hubiera quitado un peso de encima y
quite el cuchillo de su cuerpo rápidamente para que su cuerpo cayera en su
totalidad a mis pies apoyada en mis piernas.
Estaba desorientada y aun sin darme cuenta que ya ninguna
piedra caía y que ahora todos los reos estaban de pies viendo al suelo; como si
los fueran unos robots y los hubieran desconectado.
¿Qué pasó? ¿Eso es
todo? ¿Por qué no vuelven en sí? Muévanse por favor. Tengo que ir al centro de
control a ver qué pasa.
Volvía a correr por los pasillos esquivando las estatuas de
mis novios hasta que cruce la puerta de la habitación donde estaban las
computadoras y todos los trabajadores con sus cabezas en los teclados de sus computadoras.
Por la pantalla central se veía al doctor presionando el pecho de mi amado y
gritando a la enfermera que le trajera un desfibrilador.
¿Acaso yo…? ¿En serio
yo…? ¿Qué hice? ¡Por Dios, que he hecho! ¡No puede ser verdad, no puede estar
pasando esto! ¡No me pude haber equivocado! ¡No! ¡Despierta! ¡Hazlo ya! ¡No te
vayas, no me dejes! ¡No!
Pensaba mientras mis ojos empezaban a llorar y mis labios a
temblar. Mis manos me taparon la boca y mis piernas se doblaron poniéndome de
rodillas mientras aun veía como el doctor le daba un RCP al cuerpo de mi novio
que ahora estaba…
-Así es, está muerto; lo has matado. Todo se ha acabado, ya
no tiene razón de vivir porque esta sin ti. Te equivocaste, murió en vez de
salvarse- Me decía la voz de mi amado, pero no era él en verdad, solo una
parte; la que más odiaba. –Ha dejado de vivir-
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