sábado, 3 de agosto de 2013

Dentro de mi mente. Parte 7.

No sé si llevo horas o días aquí encerrada. Nunca oscurece ni aparece el amanecer, no hay sonidos de un reloj, no hay un animal que me diga que es un nuevo día. No hay manera en la que pueda medir el tiempo. Solo sé que ya he pasado mucho tiempo y pienso en la posibilidad en la que los doctores se dieron por vencidos y me han dejado aquí adentro atorada en este mundo totalmente diferente a una realidad. Ya no sé de qué hablar con mi pareja que solo está sentada en el piso viendo a través de las rejas esperando algo, con una sonrisa. Una maldita sonrisa, en serio parece que no entiende mi temor de estar atorada ya de por vida aquí o por el tiempo que le sobre a mi amado.

-Estoy aquí atrapada ¿no es así?- le dije con mi nerviosismo entre las palabras.

-Te pedí que fueras paciente, no sirve de nada que estés así. No sabes nada por seguro, solo son posibilidades, opciones, pero no sabes nada a ciencia cierta y con el tiempo sabrás que habrá de ser de ti. Tienes dudas, preocupaciones, temores y demás cosas en tu cabeza que no te dejan en paz; pero como cualquier otro ser real, podrás tomar una decisión y poder solucionarlo todo porque en estos momentos hasta a la muerte estas tratando de evitar y tu solución es; darle vida a la persona que te importa- Nunca me vio a los ojos mientras hablaba. –Ten fe en que saldrás de aquí y en todo lo que quieras hacer. Confió en ti hermosa y siempre sabrás que hacer en los peores momentos. Eres una gran persona, única en su tipo y siempre lo serás para mí. Te amo y gracias de nuevo por lo que estás haciendo.-

-¿Qué es lo que esperas de mí? Estoy aquí atrapada sin poder hacer nada, el tiempo empieza a correr y ya no sé cuánto tiempo llevo aquí. Tu estas ahí como si nada viendo a no sé dónde y me dices palabras que esperas que crea y sienta pero no sabes lo impotente que me siento aquí adentro ¿Qué quieres?- Ya no solo era nerviosismo, sino también enojo y en verdad impotencia.

-Con el simple hecho de que estas aquí adentro tratando de ayudarme, has superado todas las expectativas impuestas o creídas. No puedo esperar más de ti porque ya no me imagino que más podrás hacer, y lo digo en buen plan- Sus ojos ahora fijos en los míos y sus gestos me decían que lo que me explicaba era verdad, pero no podía creerle ya que seguía encerrada.

El silencio era sepulcral, nadie decía nada y no se escuchaba nada en los alrededores, todos los reos parecían estar dormidos o que no existieran.

-Cuando se abra la celda tu iras por el maldito que te metió aquí adentro, yo tengo que hacer un par de cosas antes para después alcanzarte y poderte apoyar. ¿Entendiste?-

-¿Por qué me lo dices ahora?- ¿Las puertas se van a abrir? ¿Al fin?

-¿Entendiste sí o no?- Su seriedad y seguridad en sus palabras no me permitían dejarlo de ver.

-Entiendo- Trate de contestarle con esa misma seguridad contagiada a mi persona.

-Bien, párate entonces porque es hora.-

¿Ya?

Y un sonido agudo por fin volvió a aparecer, una luz afuera y en lo alto se prendía y la reja se fue abriendo poco a poco hasta tener la puerta totalmente abierta. Salimos de la celda los dos juntos y antes de que me dirigiera a donde estaba el bastardo, la razón me tomo del brazo y me beso.

¿Cuánto tiempo había pasado desde su último beso? Creo que había olvidado esa calidez, esa fuerza, esos labios, esa sensación, esa emoción y ese cuerpo que se enredaba al mío tomándome con fuerza y nunca soltándome. Su mente me besaba, estaba enamorada de sus ideas, de su locura, de los personajes que estaban adentro de la prisión; estaba locamente encantada con esa prisión de su mente, pero ¿ahora qué?

-Corre- Me dijo separándose y yéndose rápidamente en dirección contraria a la mía.

¿Qué tenía que hacer? ¿A dónde tenía que ir? ¿A dónde podía ir?

-Amado, te amo- Pronuncie en un suspiro, el último que daría antes de tratar de salvar a mi ser querido.

Corrí a la habitación principal y de golpe abrí la puerta, ahí estaba dándome la espada y viéndome de reojo con una sonrisa en su rostro. Esa maldita sonrisa.

Me empecé a acercar a él cuando un fuerte sonido se produjo en la cárcel y cientos de luces se encendían en todo el lugar.

Todas las celdas se estaban abriendo y todos los reos estaban saliendo libres.


¿Ahora qué? ¿Qué significa esto? Cuidado, todos están saliendo y eso quiere decir que… todos, absolutamente todos están libres. Amado mío ¿Dónde estás ahora?

No hay comentarios: