Ni los mismos reos sabían que qué era lo que estaba pasando;
nunca habías salido todos juntos, no había una emoción o sensación que les
permitiera la libertad provisional a todos, era un completo caos, había
tiranía, gritos intensos, risas frustrantes, gemidos temerosos y cientos de
sonidos diferentes entre personas que corrían, otras que golpeaban metales,
etc.
Lo peor que pensé paso ni un minuto después; gritos de
muerte, sangre y violencia en la prisión. En serio el lugar estaba perdiendo el
control y yo seguía parada paralizada sin poder voltear a mirar ya que a mi
espalda estaba un lugar cayéndose a pedazos pero frente a mi estaba el hombre
que amaba, del que me había enamorado perdidamente y había prometido siempre
estar con él, el novio al que le había tomado la mano, besado los labios y
estrujado con un abrazo; con el que era yo verdaderamente. Pero él solo era una
parte de un todo, del todo que tanto quería.
Las luces comenzaban a fallar en toda la habitación y los
sujetos con lentes trataban de arreglar la situación corriendo de una
computadora a otra; no tenían el control de nada y no sabían cómo arreglarlo.
Estaba cerca el fin si no hacía algo, pero lo único que se me ocurrió fue una
simple pregunta; pero la más importante.
-¿Por qué?- Necesito
saberlo ¿por qué te quieres autodestruir? Dímelo por favor.
Sus ojos eran profundos, como siempre lo habían sido; una
sonrisa siniestra apareció en su rostro y su cuerpo se enderezo por su
sensación de victoria que estaba teniendo en esos momentos.
-¿Aun no se te ocurre? ¿En verdad? Pues ¡por que la vida es
la más grande de las mentiras! Emociones, sensaciones y lo que sea; todo es
mentira. Gente mentirosa, emociones falsas, sensaciones que como llegan se van.
Es algo necesario, y morir por las mentiras ¿Dime que eso no está genial? Te
mentí a ti, al amor de mi vida; ¿qué más podría hacer?-
-¿Por qué ahora?- Buena
pregunta, pero apúrate que no queda tiempo.
-Porque sabía que ibas a entrar, que ibas a arriesgarte y
meterte a este lugar podrido. Eres lo más preciado de este lugar y si te pasara
algo, de inmediato este lugar se iba a quedar en ceros, iba a morir de la pena
aunque sea interna. Eres mi comprobante de que todos se vayan al demonio y que
todo esto desaparezca. Pero ahora no te voy a matar, quiero que sufra y aparte
yo no lo voy a hacer; hay personas en este lugar que tiene mejor imaginación
para eso que yo.- Eso me paralizo por completo, ya que había conocido y visto a
esas personas que decía y ahora estaban libres.
Razón ¿Dónde estás? Apúrate
de lo que estés haciendo. Pero aunque viniera ¿qué hago? ¿Ahora qué? Soy lo más
importante del lugar, estoy en el centro de todo… Tengo que salir de aquí.
No pude seguir hablando y salí corriendo del cuarto mientras mis lágrimas salían
por mis ojos. Todos se empujaban, no sabían que hace con tanta libertad. Veía
cuerpos destrozados en el piso y rastros de sangre por todos lados, un hedor de
humedad y gritos de agonía en todas partes hasta que me vi; inmóvil enfrente de
su celda con lágrimas en sus ojos y gemidos silenciosos pero nadie le hacía
nada, como si tuviera un campo de fuerza y provocara que todos estuvieran lejos
de ella y si alguien pasaba cerca no chocaba con ella, la evadía.
Me pare enfrente de ella y alzo la vista. Tenía la pintura
de los ojos corrida, los labios rojos habían desaparecido, su ropa estaba rota,
su cabello maltratado. No era yo, algo le había pasado.
Me miro y dijo:
-Eres la solución, soy el centro de todo. Solo hay esta
manera de remediarlo para que luego tú regreses a este lugar. Hazlo, por favor hazlo
ya, no hay tiempo antes de que muera pero no podre regresar, eso depende de ti.-
Sus sollozos interrumpían su voz una y otra vez.
-¿A qué te refieres?-
-Mátame, mátame, mátame ya; pero yo no podre revivir, el
amor por ti morirá pero él vivirá. ¡Hazlo ya! Deséalo y es posible, mata su
amor por ti y vivirá.-
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