-Salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza,
salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza,
salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza,
salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza, salte de mi cabeza,
salte de mi cabeza, salte de mi cabeza. ¡Salte de mi cabeza!- Gritaba con mis
manos tapándome mis orejas mientras seguía escuchando su risa y su pregunta
constante “¿Aun no me vez?”.
Nunca deje de caminar por toda la bahía y nunca lograba
llegar a un lugar diferente, siempre eran piedras, olas, cangrejos, arbustos, pelicanos,
arena y más arena.
No había comida, no había agua, no había descanso, no había
noche, no había día, no había nadie más, no había nada.
Intente con una piedra quitarme el aparato de mi cuello, el
aparato que le permitía hablarme y escucharme y de seguro, localizarme; pero
ante el comentario “Si te lo quitas te dañas la columna vertebral y nadie podrá
ayudarte, será una muerte desafortunada” nada podía hacer que no fuera caminar.
Intente adentrarme al territorio y alejarme de la costa pero
había una muralla de tres metros de altura de concreto que era impenetrable y
si intentaba cavar para cruzarla por debajo, mi cuerpo recibía descargas eléctricas.
Solo podía seguir caminando.
Un día o una noche, agotado; me quede de rodillas sobre la
arena viendo el horizonte, recordando todo lo que habíamos pasado Marco y Juan
¿o era Rodrigo y Luis? No, yo era Luis ¿Luis? No, si eran Marco y Luis; no, no
era así. Solo cerraba los ojos ante mi impotencia y deseos de terminar con este
terror.
-Aquí sigo ¿aún no me encuentras?- Me decía
esa voz femenina.
-Tú no existes, solo estas en mi cabeza- Ya no podía más y
si querían que siguiera con la prueba tenían que ir por mí, aunque sea para
salvarme.
-¿Seguro?-
-Jejeje, no; la verdad es que no pero ya no me importa, te
vas a salir de mi cabeza ahora- Y con una piedra afilada me rasgue el cuello hasta
tener una cortada profunda. Solté la piedra y aun con el dolor latente, metí
mis dedos por mi cuello hasta sentir algo metálico y de un jalón lo arranque de
mi cuerpo.
Cuando abrí la palma de mi mano ensangrentada vi que era
solamente un foco de led con una batería de reloj que parpadeaba.
-¿Qué es esto?- Cansado y al borde de desmayarme alcance a
escucharla de nuevo.
-No es tan fácil. Bienvenido a la parte final de tu prueba-
Y me desmaye sobre la arena y cerrando lentamente los ojos vi siluetas de
hombres que se acercaban a mi rápidamente.
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