jueves, 23 de abril de 2015

Media Naranja. Parte 4

Qué bonito sería el enterarse que no tienes que ir a clases el lunes por la mañana cuando ya estás en la puerta principal. Esa sensación con la que soñamos todos los estudiantes en algún momento. Sería grandioso, épico, monumental.

Era sábado por la mañana y la universidad abría solo para unos cuantos estudiantes que iban de mala gana por una clase o por el placer de alguna actividad deportiva; esos estudiantes que no tenían nada que hacer las mañanas de los sábados y que o estaban crudos  o en serio se dedicaban extraordinariamente a sus estudios. Sea como sea, iba a ser el último día de clases.


-Recuerdo cuando veníamos a este lugar, cuando nos encontrábamos con las personas que pensaban que eran nuestros amigos y con esos profesores que odiábamos en esos momentos- me decía mientras entrabamos al estacionamiento de esa inmensa universidad.

-Yo recuerdo que todos éramos diferentes, que cada quien estaba en su mundo y que todos estábamos separados por la barrera del habla. Que era una simple presentación o comentario lo que nos separaba a todos millones de años luz- Respondía mientras hacía pasar el auto por esos túneles y desniveles  y hasta que encontraba un lugar y me estacionaba.

-Todos éramos tan diferentes, teníamos sueños y objetivos que cambiaban día con día; empezábamos un semestre esperando algo y terminaba con cosas totalmente diferentes e inimaginables. Era tan bello eso, la incertidumbre- Acomodaba sus cosas en su bolsa de mano, sacaba su lápiz labial y se untaba en esos labios que no habían tocado los míos en un buen rato.

-Siempre traías labial con un aroma frutal y de un tono claro- Con mi comentario dejó se pintarse los labios y contestó con entusiasmo.

-¡Te acuerdas! Caray mi amor, nunca me lo imagine. Eres increíble pero también me acuerdo que nunca te animabas a hablar conmigo, que me saludabas con una sonrisa y ya; que me dejabas con las ganas de escuchar una palabra tuya-

-Pero ahora escuchas miles y lo valió-

-Claro que lo valió- Guardaba su maquillaje y comentaba ya con una mano en la manija para abrir la puerta del auto -¿Listo?-

La voltee a ver y le conteste:

-Ansioso-

Salimos del auto sincronizados, fui a la cajuela, tome una mochila y nos encaminamos a la explanada principal de la prestigiosa universidad del estado.

La universidad estaba deshabitada porque era sábado por la mañana y todos debían estar en clase, sino que caso ir. Solo uno que otro joven corriendo por los pasillos antes de que se le hiciera más tarde.

Caminamos juntos hasta la fuente principal en donde me tomo del brazo y me giro para tomarme del rostro y darme un tierno beso en los labios mientras cerraba los ojos y relajaba sus facciones faciales.

-Aquí fue donde me tomaste por sorpresa mientras estaba con mis amigas. Me diste la vuelta como lo hice ahora y sin decir una palabra me diste el mejor beso de mi vida- Sus palabras eran tranquilas y enamoradas.

-¿Mejor que el de ahora?-

Solo rio y me giño el ojo.

-Es hora. Nos vemos en un momento y, no vayas a recordar muchas cosas- Me soltó y se fue hacía el edificio en donde se pedían informes para los diferentes doctorados que se impartían.

Me quede parado un momento viendo como desaparecía ante mi vista y después observando todos esos muros, todas esas ventanas y puertas que estarían abarrotadas de estudiantes el lunes por la mañana como lo habían estado en mis tiempos de estudiante y antes de mí.

Me pidió que no recordara muchas cosas y eso iba a hacer; no tenía el más mínimo interés de hacerlo.

Deje mi contemplación y empecé a deambular por la universidad con mi mochila en mano. Pasaba por los salones que estaban llenos en esos momentos de estudiantes. Algunos ponían mucha atención, algunos poca y algunos preferían dormir. Que tiempos eran estos, que vida.

 Regrese a la fuente principal y dejando la mochila recargada en un arbusto me senté a los pies de está, esperando el regreso de… aun no podía memorizar su nombre y me quede pensando hasta que la vi regresar pero mi sorpresa fue que no estaba sola, venía con otra mujer con un vestido color pastel, tacones altos y bien arreglada.

-Mira a quien me encontré- La recordaba  –Es Eva, tomamos juntos la materia de Proyección-

La típica estudiante tonta que “idolatraba” a los profesores con sus encantos de mujer.

-¡Es cierto! Eva, que milagro, que gusto ¿qué haces por aquí?- Suponía que ahora trabajaba aquí, no esperaba más de ella ya que debió haber encantado a algún funcionario.

-Ahora trabajo aquí ¿Tú crees? Me encanta- Que alegría.

-Me da mucho gusto, algunas personas viven para la educación y servir a los estudiantes- Creo que no era el comentario directo de mi parte por lo que me interrumpió mí… ella.

-Le decía a Eva si nos juntábamos hoy por la noche para platicar y revivir viejos tiempo-

Ya con más cordura le contesté:

-Suena genial, hay que mantenernos juntos mientras podamos-

-Ya tengo su teléfono y nos vemos hoy en la noche, es un hecho-

Nos despedimos de ella dejándola en la fuente y nos encaminamos para salir del recinto. Ya en el auto me comentó la dama que se sentaba a un lado mío.

-Le dije que estábamos juntos y me dijo que, qué envidia me tenía, que eras un buen prospecto y que tenía que tenerme cuidado porque había muchas aprovechadas, que siempre le gustaste y que le encanta la idea de vernos- Ya sabía a donde iba a para esto, por algo la había invitado a su departamento, o más bien dicho, a nuestro departamento.

-Debió de ser una broma, tranquila-Y eso había sido.

-Pues yo me estoy muriendo de risa, mi día no pudo ser mejor- Su rostro mostraba lo que me había llamada la atención de ella cuando lo vi por primera vez. –La voy a citar a las siete, tú llega a las diez-

No hay comentarios: