-En mis manos traigo
a uno de sus vecinos el cual se ha portado muy mal y merece ser castigado; por
lo cual les pido que no salgan de sus casas en las próximas horas ya que si lo
hacen sufrirán el mismo castigo que él- Aun el silencio era sepulcral en el
lugar.
-Tal vez escuchen ruidos extraños, gritos y risas; así que
no se alarmen, no durara mucho el escándalo. Si por algún motivo se llegan a
asustar por lo que escuchan, les invito a que llamen a la policía ya que el
sujeto que está atado de manos, pies y de la boca, el que está en estos momentos
recargado en mis piernas con los ojos llorosos y con ganas de gritar pidiendo
ayuda morirá en breve. Pero no se alarmen, mientras sigan en sus hogares
ustedes saldrán bien- Fueron unos breves segundos en lo que se escuchó como las
cerraduras de las puertas eran puestas y las ventanas cerradas.
-¿Escuchaste eso? Ellos si entendieron el mensaje y por eso,
no serán tus acompañantes el día de hoy. Que egoístas ¿no lo crees?- Le dije con
una sonrisa mientras me miraba con los ojos hinchados y llenos de lágrimas.
-Ahora vamos que te tengo que subir por las escaleras y ni
creas que te voy a cargar así que será placentero para ti el sentir los
escalones en tus piernas como lo último que sentirás- Lo tome de los hombros
por la espalda y lo empecé a jalar subiéndolo poco a poco hasta el tercer piso
donde mi víctima vivía. Llegando a la puerta lo levante un poco y lo deje caer
al suelo, estaba algo cansado.
-No tengo condición, me canse- Solté un pequeño suspiro y
aplaudí como muestra de victoria.- Ahora, las llaves por favor- Estire mi mano-
¡Ah! Que estas atado ¿verdad? Lo siento se me olvida a veces- Me agache y
busque entre las bolsas de su pantalón hasta que las encontré.
Abriendo la casa metí su cuerpo a jalones y volviéndolo a
azotar al final; cerré la puerta con un movimiento con la pierna.
-No es que no quisiera poner la cerradura pero no quiero que
los polis lleguen retrasados a nuestra cita por una tontería como esa-
Camine a su alrededor mirando el modesto departamento en el
que habitaba el sujeto que estaba en el piso llorando.
-Nada mal, me gusta tu hogar, es… acogedor, colorido y
sencillo- Lo tome del rostro y lo levante acercándolo a mi cara -A mí me gusta
la sencillez- Lo solté y se golpeó la nariz sin piedad con el piso de madera.
Tome una silla de su sala y la puse enfrente de él sentándome.
-Vamos a ver. En unos minutos nuestros amigos vendrán a
nuestra gran fiesta, tendré globos preparados para ellos, confeti para
recibirlos, música viva para que bailen y una rica y deliciosa agua de Jamaica.
Cero alcohol, no quiero que haya problemas por aquí a causa de esa cosa- Mi
tono de voz era alegre y hacía movimientos con las manos describiendo mi
emoción aunque mi invitado no pudiera verme ya que solo veía el suelo.
-Vamos a ver, debes tener algo interesante por aquí con lo
que me pueda entretener en lo que llegan las visitas. ¿Te importa si entro a la
cocina a ver?- Solo escuchaba sollozos y palabras que no lograba entender por
la cinta adhesiva en su boca.
-Sabía que no te importaba, gracias- Me levante y fui
directo a la cocina prendiendo la luz y mirando a mi alrededor.
-¡Pero qué bonita cocina! ¡Me encanta!- Mi tono era femenino
sobreactuado –Y más este sartén, aquí debiste hacerte tus huevitos estrellados.
Te lo voy a enseñar para que veas de cual hablo-
Regrese a donde estaba, tome otra silla y cargándolo lo
senté en ella. No paraba de llorar y la nariz se le estaba poniendo roja por el
golpe contra el piso.
-Ahí mi amigo, te vez fatal ¿qué te hiso la vida?... Ah, ya
me acorde. Pero mírame yo estoy tan campante que ni yo me la creo, no me sentía
así hace minutos y mira, este es el sartén del que te hablaba- Se lo mostraba
con el mango en mano y girándolo lentamente mientras lo veía hipnotizado hasta
que deje de hacerlo y mire a los esos ojos rojos e hinchados y con una sonrisa
le dije –Deja te preparo algo para que te sientas mejor- Me levante de mi lugar
y agarrando con fuerza el mango del salten lo balanceé hacia el rostro del
hombre que estaba en la silla golpeándolo con fuerza haciendo que cayera y provocando un grito
ahogado en él. Ya en el piso lo seguí golpeando hasta que me canse.
-Ahí mi compadre Jesús, eso fue exhaustivo- Solté el sartén sobre
su cuerpo adolorido haciendo el único ruido en mi habitación y mire mi reloj –Bueno,
ya es hora mi amigo y creo que…- a lo lejos se escuchaban patrullas llegar al
lugar rápidamente –Si, ya llegaron los invitados y yo todavía no limpió la casa
ni me baño. Ni modo se tendrán que conformar con este muñeco y tú, mírate ahí tirándote
en el piso con la nariz y la boca sangrante y de seguro con los brazos y una
que otra costilla rota; te debería dar vergüenza al recibir a la gente así.
Malagradecido, después de que te vienen a salvar; me das pena ajena- Espontáneamente
le di una patada que hizo que girara y se quedara viendo al techo.
Me pare encima de él y me acerca a su rostro.
-Mi amigo, creo que es hora; levántate y prepárate que esto
va a ser interesante- Lo cargue y lo regrese a la silla. Alguien comenzaba a
hablar por el alta voz:
Sabemos que estás ahí
dentro con un rehén, suéltalo y no habrá problemas. Solo queremos hablar
contigo.
Mi risa fue incontenible.
-¿Escuchaste eso? Vamos a ver si pueden con esto- Tome una
tercer silla y la avente a una ventana rompiéndola y haciendo que la silla
cayera fuera del edificio. Me acerque y pregunte:
-¿Cuántos son?-
Muchos, así que mejor ríndete.
-Y si son tantos ¿Por qué no hablan entre ustedes?- Al final
de la frase no pare de reír y cuando pude contenerme dije –Y no dijo nada ¿vez?
No dijo nada el poli- Me volvía a acercar a la ventana y grite de nuevo.
-¿Por qué no me contestaste?-
¡Ríndete, ya!
Me acerque al sujeto en la silla y le dije –Que cagado esté
wey ¿no crees?- Lo tome de la nuca y moví su rostro en forma de aceptación –Sabía
que ibas a decir que si-
Por última vez me acerque a la ventana.
-Ven mi amigo, esto es una fiesta. Tenemos globos, música,
baile y agua de Jamaica que esta para que te mueras. Vengan todos, es la fiesta
del siglo y nadie se la debe perder-
Fui a la cocina, tome el cuchillo más grande que encontré y
me senté enfrente del pobre hombre golpeado.
-No tardan en subir y tocar la puerta y yo preguntare que
quien es y ellos dirán que la policía y yo les diré que qué quieren y ellos se
miraran entre ellos y al final dirán que a mí y les diré que no estoy y al
final tu saldrás vivo porque no estaré aquí. ¿Te gusta ese plan?- Mi tono era
de seriedad y él lo entendió y con la fuerza que tenía logra asentir con el
rostro.
-Pues a mí no y ¿sabes algo? Hoy es mi cumpleaños y quiero
que sea espectacular, como ningún otro y tu pues… no quiero que me la arruines;
ya me has arruinado lo suficiente y a las personas que te rodean como para que
estés en esta festividad. No mereces estar aquí.- Me levante de mi lugar y
firmemente parado tome el cuchillo con fuerza.
Se escuchaba ruido fuera del departamento, ya estaban en el
piso y en minutos entrarían.
-Creo que es hora de despedirnos. Fue un gusto haberte
conocido, haberte cazado y el tiempo que pasamos juntos; que fue a lo mucho una
hora, pero que demonios; así es la vida. Nos veremos en el infierno-
Raídamente y con un solo movimiento pase el cuchillo por su
cuello y al mismo tiempo la puerta era derrumbada por policías que entraban al
lugar apuntando con sus armas y gritando “quieto, no te muevas, suelta el
cuchillo”.
Solté el cuchillo ensangrentado y me lleve las manos a la
nuca poniéndome de rodillas.
Los policías estaban quietos mirándome mientras medio cuello
del hombre que estaba frente a mí se deslizaba hacia abajo hasta que caía al
piso y rodaba por el suelo para al final quedar con el rostro de lado viendo a
los policías. El resto del cuerpo cayo después derramando sangre como un garrafón
que cae de lado al suelo.
-Creo que se le subió muy rápido, pero miren el lado bueno;
el agua de Jamaica si esta para morirse- Nunca deje de sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario