sábado, 1 de marzo de 2014

Un beso de guerra.

Las bombas caían incesantes desde hace meses de esos aviones en formación V; los soldados caminaban temerosos por las calles destruidas mientras detrás de ellos los tanques pasaban por encima de los restos de autos quemados y de ladrillos que alguna vez fueron paredes de hogares que hoy solo son recuerdos.

Muy pocos edificios aun estaban en pie y en ellos se encontraban los refugiados de la guerra que eran familias enteras, turistas en el lugar más inoportuno del planeta, viudas, madres y padres solteros, niños tratando de sobrevivir por sus medios y demás habitantes de aquel país que ahora estaba en guerra.

Esta historia relata como una pareja de rebeldes que luchaban por ponerle fin a la pelea por medio de pinturas rurales y posters en las pocas paredes que aun estaban de pie, mensajes en la radio pública pidiendo paz y ayudando a las personas a refugiarse de los bombarderos, soldados y de los tanques logro sobrevivir a aquel día en que hubo un bombardeo final que acabo con todo.

Se habían conocido unos días después de que los soldados extranjeros entraran a la capital; ella se encontraba saliendo de una estación de radio donde pedía por la paz y el cese al fuego cuando se topo en su camino a casa con un tanque enemigo y un grupo de soldados que marchaban disparando a todo lo que se moviera a su alrededor.

Estaba en la mira de un soldado cuando una botella de vidrio en llamas salió volando del otro lado de la acera hacia los militares, desubicándolos fijando sus armas a otro lado y dando órdenes en un idioma que no entendía. Un par de balas se escucharon cuando vio como un hombre con el medio rostro tapado corrió hacia donde estaba ella tomándola del brazo y llevándola a un edificio abandonado en donde entraron a una casa y cerrando la puerta la sentó en el piso tapándole la boca con la mano suavemente y haciendo un gesto de que se quedara callada.

Sus ojos se encontraron por un instante que fue eterno y eso le quito fuerza a su mano que fue cayendo poco a poco hasta que encontró una mano de la dama que descansaba en su pierna. El silencio era acogedor y sus ojos no se dejaban de ver; era un momento invaluable hasta que ella recobro el sentido y se dio cuenta que el muchacho había recibido una bala en su brazo; solo era un rozón.

Así fue como comenzó ese amor en tiempos de guerra; ella le había enseñado que la violencia no era manera de detener más violencia y él dejo la batalla con armas para unirse a una batalla en la que difundía el mensaje de la paz; pronto se volvieron famosos por las reuniones que hacían y los mensajes de daban por radio y en las calles, eso los llevo a ser los más buscados por el grupo enemigo.

Un día, la guerra estaba teniendo momentos de paz donde se profesaba su fin pero aun se veían soldados, tanques y aviones en el cielo; solo habían dejado de disparar la misma cantidad que al principio.

Vivían en un departamento de un edificio medio destrozado donde tenían víveres, comida enlatada, un sofá empolvado, un colchón de tamaño individual donde dormían los dos abrazados tratando de soportar el frío de las noches; aunque ese era solo el pretexto, no podían separarse; y de vez en cuando tenían agua que recolectaban de la lluvia.

A él le gustaba verla desde la puerta tocarse el cabello mientras se lo lavaba y después como se lo peinaba sentada enfrente de un espejo estrellado; no cambiaba esos momentos para nada ya que siempre tenía una sonrisa y se enamoraba de ella cada día más profundo. A veces se bañaban juntos y a veces solo dejaban que el agua cayera en sus cuerpos mientras se fundían en ese tierno y querido beso que duraba horas.

Un día, regresando de la estación de radio a su ahora hogar la lluvia comenzó a caer y después de que él recolectara agua se sentó en el sofá a descansar cuando sintió a su pareja que se sentaban encima de él y comenzaba a besarle el cuello lentamente pasando sus manos por los brazos del hombre. Él no quería abrir los ojos así que comenzó a tocarle poco a poco la espalda a su novia con las yemas de los dedos por encima de su blusa.

Una sonrisa salió de su rostro antes de que las cosquillas por los labios lo hicieran reír y apartara a la mujer tomándola de los hombros y los dos con una sonrisa mientras se veían, se besaron.

Fue suave, al principio. Era una batalla en sus bocas hasta que los refuerzos de los dientes entraron en acción y comenzaban a morder todo a su alrededor como soldados; labios, cuellos, orejas; nada pudo salvarse.

La tomo de la cadera con fuerza y la cargo hasta que chocaron contra una pared y ella apartando sus labios de él y llevándolos a su cuello le decía cuanto lo quería mientras él degustaba el cuello de ella. Olvidaron la lluvia y el calor de verano comenzaba a entrar a la habitación.

No dejaba de tomar bocanadas de aire mientras con sus uñas rasguñaba la espalda de su amante con su playera puesta. Él la besaba, mordía y pasaba su lengua sin límites hasta que la llevo de nuevo al sofá y continúo haciéndolo pero ahora ella estaba acostada y le exigía que se quitara la camisa; el acepto sin decir una palabra.

Con sus manos libres ahora tocaba con fuerza las piernas, el vientre, los brazos, el cuello y el rostro de la persona con quien ahora se estaba besando, a quien había salvado, de quien ahora estaba locamente enamorado y que tal vez si el estallido de la guerra nunca la hubiera conocido; por ese lado, él y ella también estaban agradecidos.

Sus manos comenzaban a entrar por la blusa y el pantalón de ella mientras otras manos rasguñaban con placer la espalda y comenzaban a descubrir que había debajo de ese pantalón.

Nunca escucharon a los soldados entrar al edificio en donde ellos estaban; era cuestión de tiempo. Lluvia, maldita lluvia.

Sus labios comenzaban a descender por su cuello, por su pecho y por su vientre. Ella no quería ver, estaba inmersa en esa sensación de éxtasis y en ese cabello en el que sus dedos estaban atrapados.

La puerta se abrió de golpe y media docena de soldados entraron al departamento. Solo pudo abrir los ojos cuando vio como tomaban a su amante por la espalda y lo azotaban el pared donde ella estuvo antes y lo comenzaban a golpear con fuerza hasta dejarlo sentado con la espalda recargada en la pared sangrando del rostro y viendo el piso. Ella no pudo hacer nada, un soldado la tenía sujeta mientras gritaba que lo dejaran en paz y que no le hicieran daño.

Un militar entro al lugar después de que un soldado dijera algo; esté era un rango más elevado que los demás por sus prendas. Se le quedo viendo a la mujer fijamente mientras ella comenzaba a llorar y a pedir que los dejaran en paz, que no habían hecho nada malo y que solo querían que todo terminara. Él solo la abofeteo con suficiente fuerza para girarle el rostro.

Ella lo volvió a mirar y le repitió lo mismo; el militar ahora miraba al hombre que se encontraba en el piso y con un movimiento saco una pistola de su pantalón y le apunto.

El amor; es la cosa más fuerte que hay en este mundo y a pesar de todo siempre prevalecerá hasta el fin. No hay fuerza más poderosa que el espíritu de las personas. No hay fuerza tan indestructible como el amor cuando es de verdad. No hay lagrimas derramadas más verdaderas que cuando se ama. El amor, solo existe el amor.

No sabe cómo pero logro soltarse del soldado que la tenía y se tiro entre su novio y el arma; la tomo con fuerza entre sus manos y la pego a su frente mientras decenas de lagrimas salían de esos ojos decididos, de esos ojos enamorados.

El soldado se quedo atónito y zafó su arma de las manos de la mujer y volvió a apuntar al hombre; ella se volvió a interponer sin dudar.

Era una batalla entre las miradas del militar y las de ella, una batalla por la sobrevivencia, una batalla a morir.
 
Una mano débil paso por su hombro y ella reacciono, lo volteo a ver y con esa nariz y ojo sangrante él le regalo una sonrisa diciéndole tranquilamente que todo iba a estar bien, que la amaba y que era muy feliz con ella. Como respuesta, lo ataco con fuerza con un abrazo y comenzó a decirle al oído que lo amaba, que todo iba a estar bien y que era la mujer más feliz del mundo; él como pudo también la abrazo.

El militar dio un par de órdenes y los soldados les cubrieron sus rostros y los pusieron de pie con fuerza; al comenzar a caminar el joven la tomo de la mano y no la soltó mientras bajaban por la escalera y se gritaban que se amaban. Los subieron a un auto y se sentaron juntos; tomados de la mano.

Fueron minutos manejando cuando se sintió como el auto se frenaba y los bajaba rápidamente. Tuvieron la oportunidad y se abrazaron con fuerza quedándose de pie mientras volvía a arrancar el carro y se escuchaba como se iba alejando.

Ella estaba más bajita de altura que él, ella lo abrazaba con fuerza mientras pegaba su cabeza con el pecho de su novio y escuchaba su corazón latir, él la abrazaba con fuerza mientras que con su barbilla en lo alto de su cabeza reposaba escuchando como a lo lejos las bombas caían y estallaban.

Ambos lloraban bajo las mantas con las que les cubrieron los rostros y ambos recordaban ese momento en que sus ojos se encontraron por primera vez, en aquel lugar que después sería su hogar y ahora estaba en ruinas; pero ellos, ellos estaban enamorados.

Para esos amores de verdad que llegan en algún momento.

Fin.

1 comentario:

.::Pame Flores::. dijo...

me acabo de enamorar Gabo! <3