Las bombas caían incesantes desde hace meses de esos aviones
en formación V; los soldados caminaban temerosos por las calles destruidas
mientras detrás de ellos los tanques pasaban por encima de los restos de autos
quemados y de ladrillos que alguna vez fueron paredes de hogares que hoy solo
son recuerdos.
Muy pocos edificios aun estaban en pie y en ellos se
encontraban los refugiados de la guerra que eran familias enteras, turistas en
el lugar más inoportuno del planeta, viudas, madres y padres solteros, niños
tratando de sobrevivir por sus medios y demás habitantes de aquel país que
ahora estaba en guerra.
Esta historia relata como una pareja de rebeldes que
luchaban por ponerle fin a la pelea por medio de pinturas rurales y posters en
las pocas paredes que aun estaban de pie, mensajes en la radio pública pidiendo
paz y ayudando a las personas a refugiarse de los bombarderos, soldados y de
los tanques logro sobrevivir a aquel día en que hubo un bombardeo final que
acabo con todo.
Se habían conocido unos días después de que los soldados extranjeros
entraran a la capital; ella se encontraba saliendo de una estación de radio
donde pedía por la paz y el cese al fuego cuando se topo en su camino a casa
con un tanque enemigo y un grupo de soldados que marchaban disparando a todo lo
que se moviera a su alrededor.
Estaba en la mira de un soldado cuando una botella de vidrio
en llamas salió volando del otro lado de la acera hacia los militares, desubicándolos
fijando sus armas a otro lado y dando órdenes en un idioma que no entendía. Un
par de balas se escucharon cuando vio como un hombre con el medio rostro tapado
corrió hacia donde estaba ella tomándola del brazo y llevándola a un edificio
abandonado en donde entraron a una casa y cerrando la puerta la sentó en el
piso tapándole la boca con la mano suavemente y haciendo un gesto de que se
quedara callada.
Sus ojos se encontraron por un instante que fue eterno y eso
le quito fuerza a su mano que fue cayendo poco a poco hasta que encontró una
mano de la dama que descansaba en su pierna. El silencio era acogedor y sus
ojos no se dejaban de ver; era un momento invaluable hasta que ella recobro el
sentido y se dio cuenta que el muchacho había recibido una bala en su brazo;
solo era un rozón.
Así fue como comenzó ese amor en tiempos de guerra; ella le
había enseñado que la violencia no era manera de detener más violencia y él
dejo la batalla con armas para unirse a una batalla en la que difundía el
mensaje de la paz; pronto se volvieron famosos por las reuniones que hacían y
los mensajes de daban por radio y en las calles, eso los llevo a ser los más
buscados por el grupo enemigo.
Un día, la guerra estaba teniendo momentos de paz donde se
profesaba su fin pero aun se veían soldados, tanques y aviones en el cielo;
solo habían dejado de disparar la misma cantidad que al principio.
Vivían en un departamento de un edificio medio destrozado donde
tenían víveres, comida enlatada, un sofá empolvado, un colchón de tamaño
individual donde dormían los dos abrazados tratando de soportar el frío de las
noches; aunque ese era solo el pretexto, no podían separarse; y de vez en
cuando tenían agua que recolectaban de la lluvia.
A él le gustaba verla desde la puerta tocarse el cabello
mientras se lo lavaba y después como se lo peinaba sentada enfrente de un
espejo estrellado; no cambiaba esos momentos para nada ya que siempre tenía una
sonrisa y se enamoraba de ella cada día más profundo. A veces se bañaban juntos
y a veces solo dejaban que el agua cayera en sus cuerpos mientras se fundían en
ese tierno y querido beso que duraba horas.
Un día, regresando de la estación de radio a su ahora hogar
la lluvia comenzó a caer y después de que él recolectara agua se sentó en el sofá
a descansar cuando sintió a su pareja que se sentaban encima de él y comenzaba
a besarle el cuello lentamente pasando sus manos por los brazos del hombre. Él no
quería abrir los ojos así que comenzó a tocarle poco a poco la espalda a su novia
con las yemas de los dedos por encima de su blusa.
Una sonrisa salió de su rostro antes de que las cosquillas por
los labios lo hicieran reír y apartara a la mujer tomándola de los hombros y
los dos con una sonrisa mientras se veían, se besaron.
Fue suave, al principio. Era una batalla en sus bocas hasta
que los refuerzos de los dientes entraron en acción y comenzaban a morder todo
a su alrededor como soldados; labios, cuellos, orejas; nada pudo salvarse.
La tomo de la cadera con fuerza y la cargo hasta que
chocaron contra una pared y ella apartando sus labios de él y llevándolos a su
cuello le decía cuanto lo quería mientras él degustaba el cuello de ella.
Olvidaron la lluvia y el calor de verano comenzaba a entrar a la habitación.
No dejaba de tomar bocanadas de aire mientras con sus uñas
rasguñaba la espalda de su amante con su playera puesta. Él la besaba, mordía y
pasaba su lengua sin límites hasta que la llevo de nuevo al sofá y continúo haciéndolo
pero ahora ella estaba acostada y le exigía que se quitara la camisa; el acepto
sin decir una palabra.
Con sus manos libres ahora tocaba con fuerza las piernas, el
vientre, los brazos, el cuello y el rostro de la persona con quien ahora se
estaba besando, a quien había salvado, de quien ahora estaba locamente
enamorado y que tal vez si el estallido de la guerra nunca la hubiera conocido;
por ese lado, él y ella también estaban agradecidos.
Sus manos comenzaban a entrar por la blusa y el pantalón de
ella mientras otras manos rasguñaban con placer la espalda y comenzaban a
descubrir que había debajo de ese pantalón.
Nunca escucharon a los soldados entrar al edificio en donde
ellos estaban; era cuestión de tiempo. Lluvia, maldita lluvia.
Sus labios comenzaban a descender por su cuello, por su
pecho y por su vientre. Ella no quería ver, estaba inmersa en esa sensación de éxtasis
y en ese cabello en el que sus dedos estaban atrapados.
La puerta se abrió de golpe y media docena de soldados entraron
al departamento. Solo pudo abrir los ojos cuando vio como tomaban a su amante por
la espalda y lo azotaban el pared donde ella estuvo antes y lo comenzaban a
golpear con fuerza hasta dejarlo sentado con la espalda recargada en la pared sangrando
del rostro y viendo el piso. Ella no pudo hacer nada, un soldado la tenía
sujeta mientras gritaba que lo dejaran en paz y que no le hicieran daño.
Un militar entro al lugar después de que un soldado dijera
algo; esté era un rango más elevado que los demás por sus prendas. Se le quedo
viendo a la mujer fijamente mientras ella comenzaba a llorar y a pedir que los
dejaran en paz, que no habían hecho nada malo y que solo querían que todo
terminara. Él solo la abofeteo con suficiente fuerza para girarle el rostro.
Ella lo volvió a mirar y le repitió lo mismo; el militar
ahora miraba al hombre que se encontraba en el piso y con un movimiento saco
una pistola de su pantalón y le apunto.
El amor; es la cosa más fuerte que hay en este mundo y a
pesar de todo siempre prevalecerá hasta el fin. No hay fuerza más poderosa que
el espíritu de las personas. No hay fuerza tan indestructible como el amor
cuando es de verdad. No hay lagrimas derramadas más verdaderas que cuando se
ama. El amor, solo existe el amor.
No sabe cómo pero logro soltarse del soldado que la tenía y
se tiro entre su novio y el arma; la tomo con fuerza entre sus manos y la pego
a su frente mientras decenas de lagrimas salían de esos ojos decididos, de esos
ojos enamorados.
El soldado se quedo atónito y zafó su arma de las manos de
la mujer y volvió a apuntar al hombre; ella se volvió a interponer sin dudar.
Era una batalla entre las miradas del militar y las de ella,
una batalla por la sobrevivencia, una batalla a morir.
Una mano débil paso por su hombro y ella reacciono, lo
volteo a ver y con esa nariz y ojo sangrante él le regalo una sonrisa diciéndole
tranquilamente que todo iba a estar bien, que la amaba y que era muy feliz con
ella. Como respuesta, lo ataco con fuerza con un abrazo y comenzó a decirle al oído
que lo amaba, que todo iba a estar bien y que era la mujer más feliz del mundo;
él como pudo también la abrazo.
El militar dio un par de órdenes y los soldados les cubrieron
sus rostros y los pusieron de pie con fuerza; al comenzar a caminar el joven la
tomo de la mano y no la soltó mientras bajaban por la escalera y se gritaban
que se amaban. Los subieron a un auto y se sentaron juntos; tomados de la mano.
Fueron minutos manejando cuando se sintió como el auto se
frenaba y los bajaba rápidamente. Tuvieron la oportunidad y se abrazaron con
fuerza quedándose de pie mientras volvía a arrancar el carro y se escuchaba
como se iba alejando.
Ella estaba más bajita de altura que él, ella lo abrazaba
con fuerza mientras pegaba su cabeza con el pecho de su novio y escuchaba su
corazón latir, él la abrazaba con fuerza mientras que con su barbilla en lo
alto de su cabeza reposaba escuchando como a lo lejos las bombas caían y
estallaban.
Ambos lloraban bajo las mantas con las que les cubrieron los
rostros y ambos recordaban ese momento en que sus ojos se encontraron por
primera vez, en aquel lugar que después sería su hogar y ahora estaba en
ruinas; pero ellos, ellos estaban enamorados.
Para esos amores de
verdad que llegan en algún momento.
Fin.
1 comentario:
me acabo de enamorar Gabo! <3
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