sábado, 29 de marzo de 2014

Toda una leyenda.

Merecedora del respeto de todos, acreedora de ovaciones de miles de personas, alguien a quien estrecharle la mano sería uno de los mayores honores de este mundo; esa persona a la que todos temen y a la que todos aman.

Verla de perfil o de frente, tenerla parada justo enfrente de ti o metros de ti donde no reconocerías a nadie pero a ese ser humano sin duda que lo harías. Que te dedique una mirada, unas palabras o incluso un respirar de sus pulmones hace que todo tu ser tiemble y sienta esa grandiosa adrenalina que tanto excita a las masas.
Sus valores, su personalidad, sus acciones, sus actitudes o su forma de ver la vida; digna prestarle atención y de ser analizada desde una perspectiva en la que te quedas sentado en silencio en la oscuridad de un cuarto o parado bajo la regadera y no puedes dejar de estar impresionado o pensar en si quiera otra cosa. Estás atónito entre tus pensamientos y los del sujeto a admirar.
Este es un mundo extraño donde todas las personas desean ser diferentes aunque ya lo sean. Un mundo en donde las mujeres y los hombres empiezan amándose desde lo más profundo de su ser siendo ignorantes de la humanidad que solo está buscando la manera de autodestruirse.
Empezamos siendo niños incompetentes de imaginar lo que hay afuera y terminamos siendo adultos que se dan cuenta que el mundo que vemos de infantes nunca existió. Violencia y más violencia.
En ese momento tienes dos opciones, levantarte y hacer algo en la oscuridad de tu mundo donde eres invisible pero tendrás un reacción que repercutirá en tu entorno o quedarte sentando viendo como el mundo toma conciencia de tu incompetencia, donde se suelta de las cuerdas que lo tenían atado y busca venganza de haberla tenido presa por unos momentos y, cegada por esa furia, tomara de tus manos la decisión y te clavara en el pecho o en la cabeza dejándote sin nada.
Si te levantas, será lentamente; disfrutando cada paso que des y sin mirar atrás ya que lo hecho, hecho está. Con la cabeza en alto seguro del camino que has decidido tomar. Te puedes tropezar con la oscuridad y hasta caer al suelo que tratara de atraerte, pero te levantaras más fuerte que nunca.
Siempre puedes salirte del camino, girar esa perilla y salir por esa puerta en donde no encontraras nada que no sea algo que ya sabes. La misma vida que llevas.
Puedes llorar y hasta gritar, tranquilo, es normal; la tu cuerpo trata de asimilar tus pensamientos y tu ritmo cardiaco. Respira profundo y suspira como nunca antes porque aun tienes cosas que hacer.
Llegas en donde está la humanidad enfrente de ti, a tu merced de que hagas algo que cambie al mundo. Titubeas un poco pero la decisión está en tus manos, siempre lo ha estado. Vuelve a respirar un poco y cierra un poco los ojos, es el momento del ahora o del nunca.
Sabes que lo tienes que hacer, quieres hacerlo y tomas entre tus manos con fuerza la acción que cambiara a la humanidad que te observa atónita, inmóvil de hacer algo al respecto de tu poder de voluntad. Está se sacudirá y tratara de escapar llevándote a tu fin tarde o temprano y te asustas brincando un poco de la sorpresa y vuelves a dudar acerca de todos los pasos que has hecho para llegar a ese punto. El mundo no va a dejar de luchar en tu contra hasta que la dejes libre y estes a su voluntad.
Llega ese momento, ese momento en el que te vuelves leyenda y alzas los brazos en son de victoria y fuerza para poder terminar con la humanidad clavando tus ideas, pensamiento y acciones directo en su corazón; destruyendo su sistema y quedando inmóvil ante ti, ovacionándote y dándote su respecto pero, pasa algo; lo que marca el dejar de ser solo una leyenda, un mito; y convertirte en la realidad, en el humano superior de todos.  
Bajas las manos con tus decisiones y el mundo te ve sorprendido por tu decisión; inhabilitado totalmente. Puedes hacer lo que quieras con él ya que has demostrado tu poder.
Tomas una aguja y en una extremidad, lejos del nucleó de todo; clavas todo tu ser, todo lo que tienes de ti. Quieres contagiar desde abajo todo de ti, destruyendo poco a poco el mundo que conocemos y cambiarlo por completo; desde un dedo hasta un pie, luego una pierna y luego la otra.
Es un proceso lento, doloroso y para algunos inentendible, pero está hecho y ahora solo esperas ya que en algún momento todo rodeara al corazón y este tendrá que caer a la merced de ti.
Tu trabajo está hecho y puedes estar satisfecho o no, pero la humanidad ya no será la misma desde ahora, gracias a ti.

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