-Comencemos entonces- Dijo ella tranquilamente.- Mientras lo
hago mereces escuchar mis palabras, así que pon mucha atención que esto te
podría interesar y hasta salvar mi amado-
-¿Qué planeas hacer joven dama de voz dulce?-Haz tiempo, dile lo que quiere escuchar; tal
vez eso pueda ayudar en algún momento.
-Eso es mi amor, es justamente como me gusta que me hables
aunque eso no va a evitar que corte tu piel suavemente con este fino cuchillo;
que rasque tus extremidades, pecho y cara tratando de hacerte sentir más que
vivo. En verdad lo siento mucho pero es momento de empezar- Y con un cuchillo
corto lentamente y cuidadosamente mi platera y pantalón para dormir dejándome solo
con mis bóxers. Las yemas de sus manos pasaron por mi pecho rozándolo con
cierto erotismo al mismo tiempo que sentía su respirar nervioso en mi piel que
estaba más que erizada.
-Algo que quiero que sepas es que no nos conoces, no pudiste
hacernos nada antes de esto. No sabes quién soy yo ni quien es mi compañero- No son pareja por la forma en la que lo describió,
con cierto desprecio.-Te conocí, te investigue y te seguí viendo tu nueva
vida; vaya sujeto que oculta todo esto bajo su rostro, bajo esta piel blanca-
Una de sus manos se apoyo en mi pecho y no muy lejos de esta sentí como un fino
metal rasgaba mi piel firmemente y delicadamente haciendo una cortada de más o menos
5 centímetros, no muy profunda pero lo suficiente para que sintiera la sangre
brotar. Solo mantuve la boca cerrada y
los ojos cerrados debajo de la tela tratando de disimular el mínimo dolor que
me aplicaba a comparación de la pierna que palpitaba.
-No has de sentir mucho dolor pero piensa en que es solo un
grano de arena en el océano. Te aseguro que va a ser una larga noche y por
desgracia no tenemos mucho tiempo así que hay que apurar las cosas.-Rápidamente
volvió a repetir el movimiento de sus manos en todo mi cuerpo; en mi pecho,
brazos, piernas, manos, espalda, pies, vientre y estomago. Se fue volviendo un
dolor imposible de soportar, una sensación de frío y calor en la piel, una
sensación de sudor pero en vez de agua era sangre.
El cuchillo frío y firme seguía las ordenes de aquella mujer
delicada en su voz, con su fuerte punta entraba por la piel estirándola hasta romperla
y cruzar ese límite que me protegía, tocaba el musculo virgen y lo destruía haciéndolo
sangrar ese liquido rojo al que me había vuelto tan adicto pero que había dejado
a un lado; ahora volvía con su tono rojo sensual, con su densidad extraña y con
su vida capaz de dar aun más vida. A veces tocaba un nervio y como una cuerda
de guitarra lo rompía haciendo que mi cerebro temblara y enviara una señal intensa
de dolor a mi cuerpo haciéndolo retorcer por varios minutos para que al final
me dejara exhausto.
Ella hablaba mientras yo trataba de resistir, de mantenerme
vivo aunque ya resultaba complicado.
-Llegaste a gustarme, lo admito; con toda esa fuerza y
vigor, un hombre peligroso, intrigante, misterioso,… roto. No sabes el placer
que me da tenerte aquí enfrente de mí y aun más el poder tener tu vida en mis
manos, ahora entiendo esa sensación tuya de hacerlo; resulta algo extasiante. Si
pudieras ver mis manos pintadas de rojo, de tu oro hecho líquido, de tu vida cariño;
es fascinante en verdad.-
Había perdido la cuenta de las cortadas, pero ya eran
bastantes. Recuerdo esa vez en el bosque, estaba en una situación parecida pero
ahora no iba a haber llamada salvadora; ellos
lo tienen bien pensado, tienen bien pensado en todo; creo que ahora si me voy a
morir. Ojala me equivoque y si vaya a pasar algo aunque ya comienzo a dudar si
debo morir o vivir.
-Has dejado de
pelear, de ponerte tenso ¿qué pasa? ¿En verdad ya te estás dando cuenta de que
esta vez nadie te va a salvar? Creo que es hora de que veas algo, de que abras
esos ojos y te des cuenta que…- Dejo de cortarme y me beso tiernamente en los labios,
no respondí pero tampoco intente quitarme. Estaba derrotado, por primera vez no
sabía qué hacer o que quería, por primera vez estaba deseando la muerte, que
todo acabara de una vez de una u otra manera.
-Escúchame un momento y regresa a este mundo- Hablo mientras
me quito la venda de los ojos y me regreso la vista; la luz de la habitación vacía
con piso de madera y paredes aun con el gris del cemento me lastimaba. Tenía la
vista borrosa pero aun así vi enfrente de mí, tirado en el piso, un bulto o eso
pensé hasta que pude ver bien y me regreso el alma al cuerpo de golpe dejándome
sin palabras y con un temor inmenso en la mente, el corazón respondió y volvió a
trabajar a tope mientras veía…
-Así es, no estás solo- Era un cuerpo, el cuerpo de una
mujer de cabello oscuro y largo que me daba la espalda y que ya hacía sobre un gran
charco de sangre.
¡¿Quién eres?!
No hay comentarios:
Publicar un comentario