No importa la demás gente, no importa si está lloviendo o no,
no importa lo que sé y lo que no, no importa si no me estás viendo a mí, sino
sabes quién soy, si no sabes mi nombre; nada de eso importa en estos breves
segundos en los que me paralizas con esa mirada tuya, en los segundos en los
que me dejas sin aliento y con la sangre hirviendo. Tu mirada me cautiva y me está
enviando a un mundo lejano al que estoy ahora ya que solo estoy concentrado en
esos ojos, en esos labios, en esas mejillas, en ese cabello y en esa gorra roja
de tu sudadera que te cubre. Tú no lo sabes, pero en estos segundos soy
totalmente tuyo; soy rehén de tu mirada.
Estas agachada y con el rostros un poco de perfil. Tu
sudadera roja te cubre del entorno al que he dejado de prestar atención y es
cuando giras y pasan miles de cosas.
Tu piel blanca cubierta por la sombre de tu gorra y manchada
por esas diminutas pechas alrededor de tus mejillas. Es porcelana y calidez
para mis sentidos.
Tu nariz fina y pequeña también está cubierta por unos
cuantos puntos rojos, pero debajo de ella está el paraíso que ahora se presenta
con seriedad y con un candado del que no me atrevo a abrir. Inexpresivos,
peligrosos y seductores. No sonríes, no hablas, no haces el esfuerzo de darme
un golpe final que me dejaría en el otro mundo, solo están quietos, esperando
el momento adecuado. Son un par de rosas con pétalos color rojo claro; tan
peligrosas para tocarlas sin cuidado, tan hermosas para solo verlas una vez.
Un cristal azul sobre sale de la oscuridad de la sombra, un
azul intenso que no me deja de mirar, un azul precioso, un azul que no trata de
decir nada pero sé que detrás de él hay más que esa mirada intrigante. Intriga,
me intriga que es lo que piensas y porque no puedo hacer durar más este momento
en el que me demuestras a la lejanía que me observas.
Delgados hilos café claros o rojos claro se asoman por la
capucha cubriéndome de vez en cuando de tu mirada. No tienen un orden, pero detrás
de esa tela que los cubre sé que hay un lio; lio que quiero explorar con mis
manos.
¿Quién eres? ¿Existes? No se ninguna respuesta pero quiero
averiguarlo. Espero volver a escuchar esa melodía llamada silencio que está
entre los dos y alejarme de este mundo para estar envuelto en ese azul
intrigante.
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