Siento sobre mi cabeza caer las primeras gotas frías del
cielo, pasan por mi frente explorando nuevos caminos hasta encontrar mi nariz y
postrarse en su punta, volverse a acumular y caer al suelo para reunirse con
sus iguales. Otras pasan por mis mejillas, por mi cuello estremeciéndome y
produciendo un suspiro de escalofrío; pasan por mi pecho caliente y palpitante
ante la aceleración de la sangre que pasa por el cuerpo, es fuerte el palpitar
pero no lo suficiente para botarla ya que esta está adherida a la piel y se
aferra con todos sus elementos y características propias. Otras caminan por mis
brazos y llegan a las puntas de los dedos donde puedo destruirlas con un solo movimiento
y dejarlas seguir su camino virgen.
Un minuto, una hora, un día; el tiempo que sea podemos
sentir la simplicidad de la Tierra y en un mismo instante podemos ser
destruidos por la misma sencillez con la que fuimos creados y traídos a este
mundo; productos de una situación con cómplices como caricias tiernas y ráfagas
de rasguños y gritos de pación o dolor. Con miradas de reojo o manteniéndola postrada
en los del contrario mientras las manos acarician los pliegues de piel y al
final se aferran con las uñas a los músculos para demostrar su propia
satisfacción en lo que un susurro pasa por los oídos y una frase estremece
nuestra espalda dejándola sensible a un beso voraz de una bestia deseosa de dar
y recibir.
La Luna sobre nuestras cabezas esta de observadora ante el
mundo que se genera bajo ella, donde además de sus deberes naturales expresa más
que miles de palabras con solo una mirada. Mi pensamiento pasa por una
sensación de extrañar, de amar, de desear, de motivación, de algo más que una
imagen que pasa por mis ojos.
Un cuerpo mojado por la naturaleza, unos ojos viendo a una
Luna que, una mente que piensa en una sola persona; una dama de manzana, un
alma que esta con una persona a kilómetros de distancia, un deseo de estar con
ella un momento de mi vida y después poder descansar en paz parea luego pedir
más y más hasta volverse en… una adicción que ahora es mi vida, es mi futuro
que deseo, un con quien quiero estar, es… sin importar nada la dama que observa
la Luna del otro lado del país.
Deseo, sueño, pienso, trabajo, anhelo y solo quiero estar
con ella. Una manzana que jamás terminare de probar ya que desde que esto empezó
como una semilla en el suelo con un deseo que de creciera, fue una maravillosa
aventura ver como florecía para que un día; algún día la manzana y un limón siembren
algo juntos; solo ellos.
Mientras tanto ¿porque no puedo soñar bajo la lluvia con un
futuro, una vida y sentir un amor eterno por una dama llamada manzanita
mientras veo a la Luna que está debajo de los dos?
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