domingo, 31 de marzo de 2013

Y que si quiero soñar bajo la lluvia.

Las gotas incesantes caen sobre las ramas de los árboles desnudos por el frío, se juntan en el suelo y se expanden sin importar lo que esté en su camino hasta volverse una fuerza imparable para el humano que al final necesita de ella, del agua misma de la naturaleza para coexistir en este planeta llamado Tierra.

Siento sobre mi cabeza caer las primeras gotas frías del cielo, pasan por mi frente explorando nuevos caminos hasta encontrar mi nariz y postrarse en su punta, volverse a acumular y caer al suelo para reunirse con sus iguales. Otras pasan por mis mejillas, por mi cuello estremeciéndome y produciendo un suspiro de escalofrío; pasan por mi pecho caliente y palpitante ante la aceleración de la sangre que pasa por el cuerpo, es fuerte el palpitar pero no lo suficiente para botarla ya que esta está adherida a la piel y se aferra con todos sus elementos y características propias. Otras caminan por mis brazos y llegan a las puntas de los dedos donde puedo destruirlas con un solo movimiento y dejarlas seguir su camino virgen.

Un minuto, una hora, un día; el tiempo que sea podemos sentir la simplicidad de la Tierra y en un mismo instante podemos ser destruidos por la misma sencillez con la que fuimos creados y traídos a este mundo; productos de una situación con cómplices como caricias tiernas y ráfagas de rasguños y gritos de pación o dolor. Con miradas de reojo o manteniéndola postrada en los del contrario mientras las manos acarician los pliegues de piel y al final se aferran con las uñas a los músculos para demostrar su propia satisfacción en lo que un susurro pasa por los oídos y una frase estremece nuestra espalda dejándola sensible a un beso voraz de una bestia deseosa de dar y recibir.

La Luna sobre nuestras cabezas esta de observadora ante el mundo que se genera bajo ella, donde además de sus deberes naturales expresa más que miles de palabras con solo una mirada. Mi pensamiento pasa por una sensación de extrañar, de amar, de desear, de motivación, de algo más que una imagen que pasa por mis ojos.

Un cuerpo mojado por la naturaleza, unos ojos viendo a una Luna que, una mente que piensa en una sola persona; una dama de manzana, un alma que esta con una persona a kilómetros de distancia, un deseo de estar con ella un momento de mi vida y después poder descansar en paz parea luego pedir más y más hasta volverse en… una adicción que ahora es mi vida, es mi futuro que deseo, un con quien quiero estar, es… sin importar nada la dama que observa la Luna del otro lado del país.

Deseo, sueño, pienso, trabajo, anhelo y solo quiero estar con ella. Una manzana que jamás terminare de probar ya que desde que esto empezó como una semilla en el suelo con un deseo que de creciera, fue una maravillosa aventura ver como florecía para que un día; algún día la manzana y un limón siembren algo juntos; solo ellos.

Mientras tanto ¿porque no puedo soñar bajo la lluvia con un futuro, una vida y sentir un amor eterno por una dama llamada manzanita mientras veo a la Luna que está debajo de los dos?

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