De golpe se abren mis ojos y miro de reojo el reloj de la
pared; no han pasado ni diez minutos desde que me acosté y ya comienzan a
surgir estos pensamientos. Me limpio el sudor de la frente con una mano
mientras observo el techo de mi cuarto. Es color blanco con marcas echar para
darle un detalle circular. Estúpido
techo.
Mi respiración esta agitada y profunda; como el de una
persona que se acaba de desmayar y está despertando, una sensación agregada con
un mareo y una pérdida de visión nada agradable. Recuerdo el calor que siento y
me acuesto de lado en una posición fetal con una mano por debajo de la almohada
y con el otro brazo por fuera de las sabanas. El cambio de temperatura es
escalofriante.
Tranquilo, vamos
hermano, respira profundo y cierra los ojos lentamente tratando de pensar en
otra cosa. Sigo mis propias instrucciones dando respiraciones profundas,
cerrando los ojos con tranquilidad exagerada y sin duda dejando mi mente en
blanco; lo último es imposible. Bla, bla,
bla, bla, bla, bla, bla, bla. Vamos piensa en algo, trata de comenzar un sueño;
deja eso en paz, déjalo ya, duerme, duerme, duerme…
tararatraratraratraratararatarara, carajo; ¡ya duérmete!
Vuelvo a suspirar y a abrir los ojos decepcionado por mi
intento fallido.
Luces pasan rápidamente por detrás de las cortinas y uno que
otro motor que de menos a más y de nuevo a menos hace ruido cuando va pasando
por la calle que da mi ventana. Tú te lo
buscaste mi amigo… no, no lo puedo creer, no me puedo dejar vencer con esto, no
sé si vaya a ser real… carajo, ¿qué hago? No puedo hacer nada diferente a lo
que estoy haciendo ahora; a lo que me estoy dedicando a diario. ¿Qué pasará?
Regreso a ver el techo de la habitación y con ambas manos
limpio mi frente pasando mis dedos por entre mi cabello que ahora está más
largo que de costumbre atorándose un dedo con un nudo. Estúpido cabello.
Me siento en el borde de la cama sintiendo el frío piso
mientras con la poca luz que hay busco mis pantuflas para ponérmelas e ir al
baño.
La noche es silenciosa en mi casa lo que me permite entrar
relajado al baño y hacer mis necesidades en la gélida taza para después estar
parado enfrente del espejo con las manos recargadas en el lava manos viendo mi
reflejo directo a los ojos.
-No hay nada peor que no saber qué va a pasar- Tú te lo buscaste.
-Ya sé que es solo por mí que yo estoy en esta situación,
por mis acciones y decisiones- Y dime, ¿qué vas a hacer entonces?
-Esperar y seguir con mi vida, esperar una señal, estar lo
mejor preparado posible para lo que pueda pasar- Suena un buen plan.
-Uff- Tranquilo, no
estás solo. Ahora trata de dormir de nuevo, tienes que estar descansado para
mañana y poder seguir adelante.
-Debo dormir- Así me
gusta.
Una leve sonrisa sale de mi rostro y un último suspiro antes
de apagar la luz.
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