viernes, 10 de agosto de 2012

4 personas.

Hoy viernes 10 de agosto, en un regreso de mis estudios a las 7 de la noche hubo 4 personas que llamarón mi atención, una más que la anterior.


Las primeras dos. Una pareja de chacas que se llenaban de besos provocando algo de incomodidad a las demás mujeres que viajan en la sección única para mujeres. Lo que llamo mi atención fue la forma en la que la novia cuidaba a su novio. Le quitaba las lagañas y las imperfecciones del rostro.

El hombre de Dios. Después de ver a la pareja di vuelta y observe que un hombre parado a lado mío estaba leyendo un libro. Eso no tiene nada de raro, lo extraño fue el libro que estaba leyendo; el libro más popular del mundo; la Biblia y estaba muy concentrado en él. Mientras que la gente lea, todo está bien.

Y la cuarta mujer, una pelirroja de unos 22 años, con chamarra rosada y una perforación en una fosa de la nariz que parecía un punto que brillaba cuando mostraba su perfil. Me sonrió y empezó a hacer unos gentos de una persona que tuviera sueño. No sabía si era para mí o no, así que solo sonreí de igual manera, pero cuando gire la vista, por el reflejo me di cuenta que era a mí a la persona con la que estaba “hablando” y de enseguida me puse rojo; no sabía qué hacer. La volví a ver y nos vimos a los ojos, nos sonreímos y hasta ahí.

La pareja se bajo del MB y después la pelirroja me dio la espalda y ya no la volví a ver de frente hasta que me baje y la vi de lejos, estaba centrada en su celular.

¿Qué había pasado? Las maravillas del transporte público donde nunca sabes que va a pasar.

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