Indignante, ofensivo, incoherente y hasta vergonzoso es la
forma en la que el país tomo la llegada del papa Benedicto XVI y no porque
hubiera habido una mala organización o un mal recibimiento, sino todo lo
contrario. ¿Como un hombre puede hacer lo que el presidente y las fuerzas de justicia
no?, tranquilizar a los criminales que profetan la fe católica; de cómo mueve a
un país con transmisiones casi de 12 horas seguidas siguiéndolo alrededor de un
estado que es hermoso sin duda, pero con problemas de educación o justicia y en
vez de ser invertidos los gastos en eso, son llevados para remodelar, restaurar y hacer
presentables los destinos a los que el actual líder del siglo XXI, porque eso
es; un líder mueve masas completas y cambia al mundo, Ratzinger lo ha logrado y
lo hace.
Es un líder, la cara de la religión católica, la persona más
importante que el pueblo hoy y siempre, por desgracia.
La fe da esperanza y confianza a la gente y hoy es lo que
necesita el país, pero cuando se vaya todo seguirá siendo igual. Habrá pobreza,
mala educación, corrupción y demás males que agobian a la nación. Su llegada es
solo para que la gente se distraiga de la sangre derramada en el suelo, pero seguirá
y nada habrá cambiado.
Bienvenido Ratzinger a la ciudad que nunca olvida y vive de sangre derramada. Del pueblo que lucha y nunca se da por vencido.
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