viernes, 16 de marzo de 2012

Al lector.

Un texto que no debería ser leído, un texto del que no se debe comentar, un texto que ni siquiera debería existir.
Una vida que no debería ser valorada, una vida que se disfruta a cada instante, una vida que es tuya y mía al mismo tiempo.

Un sentimiento que dice más que mil palabras pero que nadie acepta o expresa por miedo a ser señalado como algo raro.

La rareza es más que común en el planeta, si nadie es igual y todos somos diferentes entonces ¿todos a su forma de ser somos raros ante nosotros y ante las demás personas? En conclusión todos somos tan raros que por ser raros somos iguales.

Tu lector anónimo que pasea los ojos por la pantalla recibiendo información a cada milésima de segundo por tu cerebro y en ese mismo siendo codificada para su entendimiento y yo escritor con los dedos sobre las teclas de un sistema computacional que codifica y crea símbolos que fueron enseñados como letras y con conjuntos llamados palabras. Somos tan iguales pero tan diferentes que nos encontramos a cada paso que damos sobre nuestro camino.

No te conozco ni tú a mí pero estoy ahí a punto de pasar a tú lado mientras tú observas la calle o esperas al semáforo. Vives tu vida y yo la mía, a nuestro ritmo a nuestra manera pero ambos convergemos en algo,  estamos unidos por un universo que es invisible pero que nos mantiene atados; atados a una realidad de la que los dos somos testigos.

Soy la persona que camina a tu lado, soy la que ve en dirección contraria, soy la que está sentada en el frente del transporte público, soy el que da el asiento a la viejita, soy el que juega futbol en la acera de mi calle, soy el protestante que dice lo que piensa; soy cualquier persona pero no soy nadie.

Nadie que conozcas, nadie que dice lo que piensa, nadie que te dice lo que ves, sientes o saboreas; nadie que espera caigas cuando estas más alto, nadie del que enamoraste y al final dejaste, nadie que estuvo presente en tu logro próximo. Soy nadie, pero no me conoces así que puedo ser cualquiera, un nadie en tú vida pero tú eres un algo en la mía. Como lector de los textos que escribo mes a mes, día a día, minuto a minuto y confidente de la locura mental que vivo día a día.

Cambias mi vida y yo la tuya, andamos juntos en esto llamado realidad, tú me lees y me conoces mientras que yo te escribo sin saber tu nombre o tu estado civil pero sé que estas ahí y que existes.

Agradece un nadie para un alguien que lee.

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