Nosotros estábamos
parados del otro lado de la acera tomando un chocolate recién hecho por una señora
que se posicionaba con una mesa y diversos alimentos como sándwiches, tamales,
tortas, ensaladas, yogurt, etc. Y bebidas como licuados, leche, café y
chocolate entre delicias para aquellos que llegan a laborar a esas horas de la
madrugada.
No éramos los únicos parados, así que pasamos
desapercibidos por entre las multitudes pero la hora se acercaba y también nosotros
debíamos irnos a trabajar a nuestros respectivos oficios.
-¿Sabes
algo? Creo que pediré otro ¿Tu gustas?- Me preguntaba aquella mujer de menor
estatura que yo, cuerpo delgado y vestida como toda una oficinista aunque
trabajara en una compañía de diseño de publicitario.
-No gracias,
con este me basta y sobra- Le respondía el hombre con botas de casquillo de
metal, pantalones de mezclilla y una camisa azul cielo que al final se
terminaría remangando para poder moverse libremente por las máquinas de su
manufacturera de metales.
-Tú te lo
pierdes lindura- Desapareció de mi lado y se fue a formar en el puesto para su
chocolate.
Le di un
trago a mi chocolate cuando vi a un joven despistado tratar de cruzar la calle
junto con otros estudiantes.
Él era el
indicado.
-Oye amigo
de la mochila roja. Amigo- Expresaba al aire mientras caminaba para estar a su
lado.
-¿Yo?
¿Disculpe?- Giro sobre su eje y me volteo a ver con extrañeza.
-Se te cayó
esto. Ten más cuidado- Le dije mientras le dejaba rápidamente en su mano una
pequeña caja de metal con un botón rojo que decía “presióname”.
-No,
disculpe esto no…- Trataba de explicarme cuando ya me había dado la vuelta y me
alejaba de él. La misma gente lo empezó a empujar para cruzar y prefirió darse
la vuelta y seguir el flujo.
Me volví a
parar en donde estaba con anterioridad mientras veía que ya me estaba esperando
la mujer.
-¿Él? Está muy
simple, ¿no?- Su tono presentaba emoción y ansiedad.
-Sí; distraído,
simple, desinteresado y curioso. No recordara nada, ahora solo disfrútalo- dije
al final antes de darle un último trago a mi bebida caliente.
-Eso hare-
Solo pasaron
un par de minutos, el tiempo suficiente para que el chico llegara al otro lado
de la acera y entrara a la universidad cuando se escuchó un golpe seco que hizo
cimbrar el piso y detener a toda la gente que estaba a nuestro alrededor haciéndolos
voltear a ver al edificio de la institución.
Una
explosión emergió por dentro del colegio originando llamas del tamaño de
edificios, gritos de un concierto de música, gente corriendo como si estuvieran
en un maratón y llanto como si vieran la película más triste de toda su vida.
Todo perdió
el control, todos corrían y gritaban, todos se detenían al ver el horror y
todos se preguntaban qué había pasado.
-¿Eso fue
solo la mochila?- Me preguntaba extrañada pero fascinada.
-No,
debieron haberla encontrado y haberla llevado a otro lado donde había maquinas,
luz, gas y demás cositas-
-Entiendo,
es hermoso-
-Sí que lo
es- le dije al final mientras nos comenzábamos a mezclar con la gente y
empezaban a llegar las patrullas y ambulancias.
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