La claridad de tu piel, la claridad de tus ojos, la claridad
de tu cabello y la claridad de tus labios. No sé qué historias escondes debajo
de tus prendas pero quisiera averiguarlas y aprendérmelas una por una.
Las letras de tus dedos forman palabras con una caligrafía
hermosa, con un estilo característico y con una delicadeza propia. Cada dedo es
un sello que se queda en la piel de quien tocas, una impresión única e
irrepetible marcada con la fineza de tus uñas que son la punta del tintero.
Tus líneas de los ojos finamente delineadas, tus cejas
remarcadas de un tono café claro, tu expansión que te abre la oreja para que puedas
oír mejor, tú anillo en el cartílago medio de la nariz con una piedra azulada y
demás plateadas, tus labios rosas claros y tu piel blanca; eres un lienzo y una
artista, eres una galaxia y una flor, eres una mujer de los ochentas y un zorro
asechado a su presa y eres un diamante rodeado de selva y metales preciosos.
Eres tú con ese cabello decolorado blanquezco y azulado, largo e intramuros que
forman nuestros labios.
En uno de tus muslos hay una carta de la edad media, una
carta cerrada protegida por un búho que nunca deja de cuidarla mientras esta
parado en una rama a lado de su compañero rosado que abre las alas para salir
liberado ante cualquier urgencia. En lo alto de la rama, una flor que se abre
poco a poco, que se embellece conforme pasa el tiempo, una muestra de
naturaleza roja que empieza a ser adentrarse a la eterna gloria.
Hay personas que cargar a sus espaldas sueños, deseos,
secretos o maldiciones; palabras que nunca pudieron decir o seres que siempre
quisieron ser pero tu; tu cargas a una mujer que mira más allá de la infinidad
y como una diosa de la naturaleza, está rodeada de hojas y flores que adornan su
cabello y su definido rostro. En lo bajo de su cuello muestra su corazón anclado
a un deseo, a un amor que esperara hasta que sea el momento adecuado para abrirse
y mostrar el otro perfil de la hermosa dama que tienes en una de tus alas.
En el centro de tu cuerpo no hay nada más, no hay nada que
no fuera una flor que te protege de los males, una flor de loto que está en
todo su esplendor y que sostiene tus pesares.
Como una pared antigua o un libro viejo, hay palabras en tu
costado que no logro averiguar pero que cuentan mil cosas que seguro deseo
repasar una y otra vez hasta que en mi mente se queden hasta el fin de los
tiempos.
Eres un museo, un libro, un mundo, un filme y una mujer que
puede contra algunas historias pero que cuenta otras debajo de esos ropajes.
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