domingo, 10 de julio de 2016

La Prueba. Parte 23

-Luis, Luis contéstame; soy yo Marco-

-¿Marco?- lo escuchaba e la madrugada mientras estaba acostado en mi fría cama y por alguna razón desamarrado.

-Sí, ven; ayúdame- Hablaba desde el otro lado de la puerta de metal que sabía que se iba a abrir si me paraba.

-Tú no existes, se supone que estás muerto; yo te vi muerto entre mis brazos- Trataba de mantener la calma, trataba.

-Me estas escuchando ¿no? No estás loco, estoy vivo- Era su voz, era él pero ¿era real?

-No, no puedo; no debo. Quiero salir ya de aquí- Tomaba las sabanas con fuerza tratando de concentrarme.

-¡Carajo! ¡Párate y ayúdame!- Eran sus gritos y golpeaba la puerta de metal con sus puños retumbando en la noche fría.

-No, déjame en paz; quiero dormir- Lagrimas comenzaban a pasear por mis mejillas.

-¡No seas tonto, esta es tu oportunidad de salir! Todo es parte del plan, ahora párate y corre. Están todos dormidos- Me estaba convenciendo y sin darme cuenta ya estaba sentado en la cama a unos centímetros de que los dedos de los pies tocaran el suelo.

-Es ahora, corre- Ahora lo escuchaba no en la puerta, sino en un susurro; dentro de mi cabeza y me daban escalofríos.

-No debo…- Ya estaba parado frente a la puerta con la mano en la perilla.

-¡Es ahora!- Giraba la perilla y estaba cerrada, ahora estaba cerrada; siempre había estado abierta y ahora cerrada ¿Ahora qué?

-No en la puerta, aquí estoy- Y la voz estaba detrás de mí a unos metros.

Lentamente, con temor y con los ojos cerrados me di la vuelta esperando verlo de repente frente a mí. Abrí los ojos y no estaba, estaba solo en la habitación.

-Aquí arriba- Levante el rostro y ahí estaba, en el ducto de ventilación -¿Nos vamos?-


-Eres tú, eres Marco y estas vivo- 

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