jueves, 24 de junio de 2010

En la lluvia te vi

Un día presipitado, bajo la temperatura, el cielo se torno neutro, los vientos hicierón su llamado; provocando el movimiento de un gran número de árboles, la huida de la gente en las calles por que sabian que algo se aproccimaba, no era más que agua, no era más que lluvia.

Se presento de forma común, pero al poco tiempo esta se estremecio, como si estubiera asustada, como si estubiera alborotada por algo. Comenzo a caer con más fuerza, el viento resonaba en la ventana de mi habitación que me protegía de la tempestuosa, ahora tormenta. Pero, por alguna razón, te vi, te imagine; de los hombros a la cara, vi tus hermosos ojos, tús encantadores labios, vi la razón por la cual continuar, vi la razón por la que te recuerdo; y no es hasta ahora, un día después de la bella tormenta, que me di cuenta, por más que lo odie, me he enamorado de ti.

La tormenta continuo, caía nieve de la inmencidad del cielo, por más que no lo creía, la acera se había pintado de ese blanco que muy pocas veces se ve en proporciones tan exorvitantes. No me quede quieto y fuí por una parte de esa manta blanca del piso. Al tocarla fué... algo maravilloso, algo que nunca había experimentado, algo agradable.

Olvide las concecuencias de mi acto, olvide mis preocupaciones, olvide todo; soló importo ese breve momento en que por primera vez me sentí libre, libre de mis ideas, libre de mi mismo.

Recordando ese momento, lo empiezo a extrañar; pero me siento bien por no quedarme con las ganas de ir a sentir la nieve. Es ese sentimiento el que no es eterno, el que añoramos, el nos provoca tanta felicidad, el que disfrutamos.

Me acuerdo de ti, de la lluvia en la que vi, de la nieve en la que sentí tanta tranquilidad, pero tú; tú ocupas gran parte de ese recuerdo y de mi pensamiento actual.

Y hoy, jueves, 24 de junio de 2010, no a llovido. No te veo, no quiero pensar en ti, pero lo hago y eso me... relaja.

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